Enredado con estas criaturas en mí vida, el destino se encaprichó Solo qué ésta vez a la mas bella de todas me presentó. De ojos tan azules como el mar en donde la vi y de cabellos dorados como si el mismo Febo hubiera dado. Juré nunca más caer en los brazos de uno de estos seres, pero su voluptuosa belleza me había cegado. Encadenada a un triste recuerdo la había encontrado Del cual su tristeza se alimentaba. Su cara compasión exclamaba, Pues olvidarse de todo necesitaba. Idiotizado por su llanto, Me ofrecí como sustento. Hice miás sus penas Que hasta su veneno entro en mis venas. Poco a poco fue olvidando Que en sus olvidos me fui sumando. Convenciéndose de que los buenos momentos a mi lado fueron los peores. Su culpa la transformo en rencores. Me convirtió en un monstruo para justificar su error. Es que sus temores eran amor, Que mi compasión en ella generó. En una salvaje criatura se transformó esa vez que su corazón sanó... - " ¡Oh salvaje sirena no me dejes por favor...
Espacio donde no se gana nada